miércoles, 22 de julio de 2009

Maternidad lésbica: su exclusión en el discurso social y jurídico

Por Gaby Robledo

Definida desde un derecho heteropatriarcal, la institución “familia” ha excluido a las lesbianas, vulnerando su derecho a igualdad ante la ley. Sin embargo, la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre Violencia contra la Mujer ha aportado: “no se debería definir la familia mediante una construcción nuclear, la de marido, mujer e hijos. La familia es el lugar donde las personas aprenden a cuidar y ser cuidadas, a confiar y a que se confíe en ellas, a nutrir a otras personas y a nutrirse de ellas. La ley debería proteger y privilegiar ese tipo de familia y no otro”. Ese debería ser el limite estatal, pero lejos está el derecho de una visión inclusiva, ya que la ideología patriacal y liberal informa que una familia formada por lesbianas e hijos, carece de existencia social y jurídica.

Veremos como esta concepción estatal traducida en acción política origina una situación de desprotección e ilegitimidad de las lesbianas y sus familias, incompatible con el reconocimiento de los derechos humanos, y la democracia participativa.

Derechos sexuales y reproductivos de las ciudadanas lesbianas
La sexualidad claramente no es un asunto “privado”, ya que el Estado vigila y regula la sexualidad, particularmente la femenina. La libre disposición del cuerpo y el reconocimiento al derecho al aborto, por ejemplo, son todavía una fundamental asignatura pendiente.
Según la Plataforma de Acción de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer de Beijing, el elemento determinante de los derechos sexuales y reproductivos, como derechos humanos, es la posibilidad de las personas, de controlar y decidir sobre su sexualidad incluyendo la reproducción sin sufrir violencia ni discriminación.

Sin embargo, a las lesbianas que desean tener hijos, le son negadas las posibilidades técnicas y jurídicas. La fecundación asistida, la fecundación in vitro y la inseminación artificial, son posibilidades que quedan sujetas al “criterio” médico, ciertamente formado en base a prejuicios y posiciones patriarcales.

Con respecto a la adopción del hijo/a biológico de la compañera o la adopción conjunta, la prohibición es absoluta. En cuanto a la posibilidad de una adopción individual, se podría decir que la ley no impide adoptar a una lesbiana, pero ciertamente no la elegiría como adoptante. Y si una pareja de lesbianas decidiera a pesar de todo tener un hijo, la madre no biológica se encontrará con que la relación su hijo, no goza de la mínima protección, porque legalmente es irrelevante que lo ame, lo eduque, lo cuide, lo alimente y sea su madre toda su vida, su estatus seguirá siendo el de una “tercera” y no le será reconocido ningún vinculo social ni jurídico. Situación de hecho susceptible de dejar al niño o niña en el máximo desamparo y desprotección afectiva y económica de verificarse el caso de que la madre biológica fallezca o se ausente: será arrancado de su hogar para ser “colocado” con familiares sanguíneos o directamente una casa para huérfanos.
Es estrictamente cierto en lo que refiere al silencio. Hay silencio, hay invisibilidad, hay negación de la legitimidad en tanto seres humanos y en tanto familia. No hay noticias sensacionalistas, hay actos de crueldad que el derecho comete contra las niñas y niños que viven en familias lésbicas.

Derechos humanos
Los Derechos humanos se fundamentan por el reconocimiento de la dignidad de todas las personas sin discriminación por ningún motivo. Esa es su característica de universalidad.
Otra característica es la indivisibilidad, es decir que no se pueden reconocer unos si y otros no; por lo que no se puede obligar legítimamente a una lesbiana a renunciar o negociar algunos de sus derechos sexuales - como la opción sexual- para poder gozar otros derechos, como los de protección a la familia, seguridad social, vocación hereditaria etc.

¿Qué pasa con los derechos de las lesbianas?
Algunos de los derechos constitucionales que se les vulneran son: el derecho a igualdad ante la ley, a la protección integral de la familia, el derecho a beneficios familiares y a seguridad social, el derecho sucesorio, el derechos de nacionalidad, a la libre expresión, el derecho a no ser discriminada.
¿Que pasa con los derechos de los niños y niñas?
Los derechos humanos del niño consagrados en la Convención Internacional de Derechos del Niño, en el art. 2 le garantizan su derecho a la protección de la ley sin discriminación alguna por razones de filiación o cualquier otra condición del niño o sus padres, bajo el principio del “interés superior del niño”.

De todas maneras, pareciera subyacer ciertas sospechas, aún en los ámbitos mas “científicos”. Me refiero a la subsistencia de la construcción epistemológica que asocia normalidad con heterosexualidad. A muchas personas nos alegra la noticia de que un o una menor haya sido dada en custodia o haya sido otorgada la patria potestad a su mamá no biológica. Generalmente, estos fallos judiciales estén basado en la “normalidad” que presentan las hijas e hijos, entendiéndose como constitutiva de esta, su predominante tendencia heterosexual.
Sin embargo, nuestro derecho, a instancia de la iglesia católica, que en lo que va de este milenio no ha cesado de reforzar sus mordaces y patriarcales dogmas en contra de la mujer, parece no entenderlo así. Estos niños y niñas no están en el plan de Dios, como tampoco están sus madres. No están en los Códigos Civiles. No están en los álbumes de familia de las familias. Pero están. Sólo que no se los ha reconocido, protegido ni legitimado como hijos frente a sus madres ni frente a la sociedad.
Desde un punto de vista jurídico, la legalidad supranacional de los derechos humanos es el limite infranqueable del poder estatal. Estamos frente a unasituación de flagrante violación a los derechos de las personas por parte del Estado al no reconocer civilmente a las lesbianas y sus familias.

La igualdad como condición de ciudadanía
Las mujeres vienen reivindicando, como ya ha denunciado el feminismo, lo que los hombres reivindicaron para sí en la modernidad bajo un ilusorio velo de universalidad. Igualdad, libertad y fraternidad fueron las consignas de un proyecto de ciudadanía que excluía a la mitad de la humanidad. La igualdad como se sabe era tal entre fráteres, varones, burgueses, heterosexuales, no entre todos los seres humanos.
El feminismo es con toda certeza, el mayor movimiento emancipatorio de las mujeres, y el enarbolado en la modernidad con plena vigencia, de lucha por la igualdad y la autonomía de las mujeres y sus los logros han sido mayores, pero no totales. Aún se les niega a las lesbianas su estatus de ciudadanas por la interdicción al pleno ejercicio de sus derechos, principalmente el de existir, ni ellas ni sus familias.
La defensa de democracia, tan cara a nuestros países, implica su construcción colectiva fuera de los condicionamientos patriarcales heterosexistas que han escrito una historia donde las mujeres somos tan sólo un objeto, hoy, bajo la pretensión de un Estado atento a los derechos humanos, las lesbianas seguimos invisibilizadas. La tan esperada democracia se reflejará en la participación de todas las ciudadanas y ciudadanos en un pie de igualdad cívica dentro de sus diversidades.
Fuente:lafulana.org.ar

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